Japón intenta de nuevo llegar a la luna

Tan solo cuatro meses después del fallido intento japonés de posarse en la superficie lunar, el país se prepara para una segunda incursión. La misión, considerada una verdadera prueba de puntería, busca superar las dificultades que conlleva el "alunizaje", como se ha evidenciado recientemente con el aterrizaje de la sonda rusa Luna-25.

Conocida como "Moon Sniper", esta nave espacial de reducidas dimensiones ha sido desarrollada como un módulo de aterrizaje altamente preciso, apodado SLIM por su sigla en inglés. Su diseño ingenioso le ha valido el apelativo de "francotirador" debido a su excepcional capacidad para aterrizar con precisión milimétrica.

Los líderes gubernamentales de Japón sostienen que el enfoque está cambiando desde una época de "aterrizajes donde sea posible" hacia la meta de "aterrizar donde deseamos" en cuerpos celestes con gravedad, como la Luna. Este empeño por alcanzar blancos específicos en el suelo lunar tiene una importancia crucial en la comprensión de la composición de este astro, incluyendo la localización probable de depósitos de agua.

Una ilustración de esta búsqueda la ofrece el reciente aterrizaje de la sonda india Chandrayaan-3 en el polo sur lunar. También, si la misión requiere recolectar muestras de rocas específicas, el aterrizaje preciso es imperativo.

Una vez en la superficie lunar, una cámara espectroscópica multibanda del SLIM se encargará de analizar la composición de las rocas. Para exploraciones más detalladas, se desplegará una sonda denominada Vehículo de Exploración Lunar, que incluye un Robot Lunar Transformable bautizado como SORA-Q.

El lanzamiento de la misión fue programado para el pasado 28 de agosto a las 9:26 am, hora de Japón. El propósito es que la nave alcance la órbita lunar entre tres y cuatro meses después del despegue. Posteriormente, permanecerá en órbita lunar durante un mes antes de iniciar su descenso, apuntando a alunizar en la superficie lunar aproximadamente seis meses después de su partida.