La adicción a los videojuegos es un desorden mental

Aunque desde el 2019 la Organización Mundial de la Salud incluyó la adicción a los videojuegos en el ICD-11, libro sobre guías de salud para diagnosticar condiciones, esta conducta adictiva se hizo oficial a partir de 2022.

Deterioro a nivel personal, familiar y social, son los principales efectos de la adicción a los videojuegos, que como en cualquier desorden de este tipo, deberían estar presentes al menos por 12 meses para un diagnóstico; sin embargo, si los síntomas son severos, la adicción puede diagnosticarse antes.

De acuerdo a la OMS, existen cuatro elementos que deben tomarse en cuenta para el diagnóstico de esta conducta adictiva:

1. Jugar como prioridad. Se determina cuando existe un patrón persistente de conducta de juego, y se da más importancia al juego sobre otros intereses cotidianos, a pesar de las consecuencias negativas como conflictos familiares, bajo rendimiento escolar o impactos negativos en la salud.
2. Exceder periodos de tiempo. Significa estar presente por un periodo de tiempo extenso frente al juego, así sea una conducta continua o episódica.
3. No ser parte de otro desorden. Que la conducta de juego no se deba a algún otro desorden mental como manías, y tampoco se deba a efectos de una sustancia.
4. Padecer un malestar significativo. Que la conducta de juego produzca un malestar significativo o un deterioro en el funcionamiento personal, familiar, social, educativo o laboral.

Como dato curioso, una persona que pasa muchas horas jugando no necesariamente tiene adicción a los videojuegos. Además, otros factores que pueden ser considerados son que: individuos que tienen el desorden no han podido controlar su conducta adictiva y a raíz de ella pueden haber desarrollado otros como ansiedad, déficit de atención o conductas obsesivo-compulsivas.