La inteligencia artificial en la música, un arma de doble filo
Mientras que la banda The Beatles aprovecha la IA para sacar su más reciente canción, otros cantantes ven suplantada su voz en canciones que no cantaron.
El mundo de la música se encuentra en un punto de inflexión con la creciente colaboración entre los fans ávidos de contenido y la inteligencia artificial. Esta alianza ha dado lugar a la aparición de audios de cantantes interpretando canciones de otros artistas en versiones de estudio casi impecables, e incluso a la creación de álbumes completos por parte de los seguidores más dedicados.
Hace una década, Lady Gaga anunció una secuela para su controvertido álbum "ARTPOP", pero este nunca vio la luz debido a su mala recepción. En 2021, los fans solicitaron su lanzamiento, y aunque Gaga no ha confirmado su publicación, sus seguidores han tomado la iniciativa y están utilizando la inteligencia artificial para crear el segundo acto de "ARTPOP", reuniendo fragmentos de canciones y produciendo canciones completas con la voz de Gaga.
Este fenómeno no se limita a Gaga; Otras leyendas musicales, como The Beatles, también han recurrido a la inteligencia artificial para completar y publicar canciones inéditas. Michael Jackson y David Bowie podrían seguir el mismo camino próximamente.
Sin embargo, esta tendencia no está exenta de controversia. Algunos artistas, como Sting, se han mostrado críticos con el uso de la inteligencia artificial en la música, mientras que otros, como Nick Cave y Cher, han expresado su disgusto por el uso de sus voces en creaciones de IA. La creación y manipulación de música con inteligencia artificial está desafiando las nociones tradicionales de autenticidad en la industria musical.
El más reciente caso sucedió con el cantante puertorriqueño, Bad Bunny, quien a través de su canal de WhatsApp expresó su disgusto frente a una nueva canción suya que se popularizó que él no había cantado, pues había sido creada con inteligencia artificial.
Sin lugar a duda la IA abre un mundo de posibilidades para la industria musical, pero también representa un arma de doble filo que debe ser regulada, pues cada vez más artistas ven suplantada su voz en canciones que ellos jamás han sacado.