Jovam, el robot que optimiza la educación de los presos en Perú

Actualmente, los presos de la cárcel limeña de Lurigancho tienen un nuevo compañero, que les ayudará a optimizar la educación que reciben en sus clases. Una opción que ha sido del agrado de reos y profesores.

Este es el caso de Jovam, un robot biodegradable fabricado con desechos electrónicos reciclados, que baila, mueve sus ojos, responde a preguntas sobre objetivos de desarrollo sostenible, y sabe alemán. Fue creado por el Profesor Peruano Walter Velásquez, quien posee una fuerte pasión por la tecnología y la electrónica. 

Durante la pandemia, su primer invento fue Kipi, el primer robot capaz de hablar quechua. Luego, a pedido de DVV International, una ONG alemana que apoya la educación en Perú, dio nacimiento a Jovam que después de su fabricación (siete meses), fue donado al Instituto Nacional Penitenciario (INPE), adscrito al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. 

Este robot coincidió con el regreso a clases de los reclusos, quienes al igual que los estudiantes de colegios y universidades, también volvieron a las clases presenciales después de la pandemia. De esta manera, están retomando sus cursos de primaria, secundaria o técnicos. 

"Jovam escucha la pregunta, busca la información en su base de datos y te la brinda", señala Velásquez. Por lo que este androide motiva e incrementa el interés de los reos en aprender. 

Lurigancho es el centro penitenciario más poblado del país, así como el más violento; sin embargo, se espera que la educación sea un proceso vital para la resocialización de los internos. Para ello, Jovam será de mucha ayuda, pues apoyará la labor de los maestros. 

Gracias a este invento, Lurigancho se ha convertido en la primera cárcel del mundo en tener entre rejas a un robot, por lo que su inventor anhela replicarlo en otros centros penitenciarios del Perú.