La industria cervecera apuesta por el código 2D en México

En un esfuerzo por adaptarse a las nuevas exigencias del mercado y las demandas de los consumidores, la industria cervecera está implementando el uso de códigos 2D en sus envases. Esta tecnología, que incluye códigos QR y otros formatos bidimensionales, ofrece una herramienta eficaz para brindar información detallada sobre los productos, garantizar su trazabilidad y fomentar una mayor interacción con el consumidor.

Tradicionalmente, las etiquetas de las botellas y latas de cerveza contienen datos limitados: información nutricional, ingredientes y grado alcohólico. Sin embargo, el código 2D permite ampliar estas posibilidades, ofreciendo acceso a un abanico de información que incluye:

• Detalles sobre el proceso de elaboración: Fecha de producción, origen de los ingredientes y método de fermentación.

• Control de calidad y trazabilidad: Información clave para el seguimiento del producto desde la planta de producción hasta su llegada a las manos del consumidor.

• Sostenibilidad: Datos sobre las prácticas ecológicas empleadas, como el uso de energía renovable o el reciclaje de materiales.

• Contenido interactivo: Acceso a videos, juegos, promociones y contenido exclusivo que fideliza al consumidor y refuerza la imagen de marca.

De esta manera, la incorporación del código 2D convierte una simple etiqueta en una puerta de entrada a una experiencia digital más enriquecedora. Un ejemplo de esta innovación es Cerveza Charro, una microcervecería mexicana nacida en 2018, que sigue abriendo camino en la industria cervecera al ser la primera en adoptar el código 2D bajo los estándares GS1. Con esta implementación, la marca no solo busca optimizar su operación, sino también conectar de manera más efectiva con sus consumidores y retailers.

Jorge Moreno, cofundador y director de ventas de Cerveza Charro, destacó la importancia de esta innovación: “Vimos en el código 2D una oportunidad única para diferenciarnos y fortalecer nuestra relación con el mercado. Ha sido un cambio fundamental para nuestro negocio”.

La adopción de esta tecnología responde, además, a los requisitos del pasaporte digital de producto (DPP) exigido por la Unión Europea, lo que permite a la cervecería mantener su competitividad en mercados internacionales. Ahora, cada botella de Cerveza Charro proporciona información clave al consumidor: ingredientes, maridajes, certificaciones de calidad, premios y datos de trazabilidad, todo al alcance de un escaneo.

Uno de los mayores beneficios de esta tecnología para la industria cervecera es la mejora de la trazabilidad. Gracias a los códigos 2D, tanto los productores como los distribuidores y consumidores pueden acceder a datos precisos sobre el viaje que realiza la cerveza, desde el abastecimiento de materias primas hasta su distribución.

Esto resulta especialmente útil en casos de retiros de producto, ya que permite identificar rápidamente los lotes afectados y reducir el impacto económico y reputacional para la empresa. Además, fortalece la confianza del consumidor al garantizar la transparencia sobre la procedencia y calidad del producto.

Además, esta herramienta abre la puerta a nuevas estrategias de marketing y fidelización. Las cerveceras pueden ofrecer promociones exclusivas, concursos o programas de lealtad que estimulan la interacción con la marca. Incluso se está explorando el uso de códigos QR personalizados que permitan conocer las preferencias del consumidor y ofrecerle experiencias adaptadas.

El código 2D no es solo una tendencia pasajera; se perfila como un estándar dentro de la industria alimentaria y de bebidas. Con el tiempo, las etiquetas inteligentes podrían incorporar tecnologías como sensores de temperatura o indicadores de frescura, proporcionando al consumidor información en tiempo real sobre el estado del producto.

La industria cervecera, siempre innovadora y receptiva a los cambios tecnológicos, está demostrando que el futuro de la cerveza no solo está en su sabor, sino también en su capacidad para conectar con el consumidor y adaptarse a un mundo cada vez más digitalizado.